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viernes, 11 de diciembre de 2015

Esperando

Os voy a contar una historia...

El que espera, desespera. 
En la época en la que vivir en el presente es la mejor de las opciones, la paciencia es la virtud de los inertes.
Lo quiero todo y lo quiero ahora.
Permanecemos en el andén después de oír a lo lejos el silbato que avisa del cierre de puertas, devoramos capítulos en la consulta del médico, calentamos asientos en salas de Ministerios, resoplamos en la fila del banco, apostamos por la línea más corta en la caja del Mercadona... 
Estáticos, alimentamos gota a gota la idea de un fin de semana como auténticos rebeldes.
Pero, ¿de verdad todas las esperas son tan irritantes? 
SÍ, lo son!!! (¿acaso esperabas un no?)

Lo que convierte una espera de cualquier tipo en algo llevadero es la expectativa, la ilusión por lo que viene a continuación. 
La chica que llegará en el próximo metro, el olor del mar al acercarse a la costa, el desenlace de la historia, el cobro del sueldo a final del mes, la cena en casa con tus amigos... 
Invariables, sabemos que hay peajes de tiempo que, simplemente, merece la pena pagar.

Y esperar con in-quietud, en movimiento, con la confianza puesta en que el resumen de todas las situaciones de nuestra vida terminará por ser algo maravilloso.

2 comentarios:

  1. ¡Hola! Me ha gustado mucho este texto a modo de reflexión. Es cierto que a veces esperar por algo puede ser desesperante, sobre todo cuando hay factores que no dependen de la propia persona. Me ha gustado la expresión sobre los peajes de tiempo, no nos damos cuenta pero el tiempo que pasa es muy valioso, así que mejor aprovecharlo para seguir avanzando. Me gusta la reflexión final.
    Un saludo :)

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    1. Muchísimas gracias por tu comenotario , en serio.
      El tiempo pasa y no podemos recuperar lo ni comprarlo, lo mejor es ser nosotros mismos y disfrutar de todos los pequeños momentos.

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