Por miedo a que nuestros actos sean juzgados, desaprobados y nuestros principios puestos a prueba.
A cuántas personas no perdonamos o reprimimos decir que las queremos por no parecer más débiles o sentimentales, y sobrevivir en un mundo donde solo importan las apariencias y parece construido por corazones que son incapaces de pensar, querer o sentir más allá de ellos mismos.
¿Por qué no ser espontáneos?
¿Por qué no ser espontáneos?
¿Por qué no dejarse llevar por el impulso?
¿Por qué no atreverse?
¿Y si el tren no vuelve a pasar?
Y así decir que le queremos, que la perdonamos, que nos gustaría volver a ser amigos o un sencillo “te echo de menos”.
Dejar de pensar que ese tipo de cosas solo pasan en el cine y transformar nuestra vida en la película que nos gustaría ver, vivir, aunque no podamos predecir el final y solo podamos confiar en la honestidad de nuestros actos.
Lo más triste es la cantidad de cosas que nos perdemos por no intentar ser un poquito más sinceros , atrevidos y dejar de vivir justo como los demás esperan que lo hagamos.
Quien sabe ....a lo mejor hay alguien ahí fuera que también nos quiere y nos echa de menos y ojalá, algún día reúna el valor necesario para decírnoslo.
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