Ni pereza. Ni vergüenza. Ni miedo.
Es un buen lema para vivir, o al menos así me gusta pensar a mi.
Sin embargo, muchas veces cometemos el error de tratar a las personas como si fueran cosas.
Si...cosas ¿No te resulta alucinante? Pues si te produce esta sensación tan solo al leerlo, imagínate lo que es tener que vivir día a día con ello y comprobar que todo va a peor.
Los tratamos como si solo fueran personajes secundarios de nuestra película.
Como si ellos no pudieran opinar sobre si quieren entrar o salir de nuestras vidas.
A ver, es el camino fácil, pero no siempre son las cosas como nosotros queremos o pensamos. ¿Acaso nos hemos parado a pensar en qué es lo que ellos opinan al respecto o quieren?
A veces, necesitamos recordar que nosotros podemos abrir la puerta para que alguien entre en nuestras vidas, pero son ellos quienes tienen que decidir si quieren entrar o no.
Y eso no depende de ti.
Tan solo uno tiene y debe tener el poder sobre él mismo, y aun así, nadie es dueño de nadie.
Tú puedes vivir sin miedo, pero eso no garantizará nunca que los demás hagan lo mismo.
Y lo que es más importante, no eres nadie para obligarlos a vivir como tú vives.
Ni a soñar lo que tú sueñas.
Ni a sentir lo que tú sientes.
Es algo tan sencillo y complicado a la vez, que así pasa, poca gente lo termina de entender.
Nadie debería de frenar el vuelo de nadie y mucho menos cortar sus alas.
Cada uno es dueño de su destino, pero nunca del de los demás.
Y esa es la parte difícil, esa es la parte en la que cada uno tira de su hilo y todos corremos el peligro de salir heridos.
Es un buen lema para vivir, o al menos así me gusta pensar a mi.
Sin embargo, muchas veces cometemos el error de tratar a las personas como si fueran cosas.
Si...cosas ¿No te resulta alucinante? Pues si te produce esta sensación tan solo al leerlo, imagínate lo que es tener que vivir día a día con ello y comprobar que todo va a peor.
Los tratamos como si solo fueran personajes secundarios de nuestra película.
Como si ellos no pudieran opinar sobre si quieren entrar o salir de nuestras vidas.
A ver, es el camino fácil, pero no siempre son las cosas como nosotros queremos o pensamos. ¿Acaso nos hemos parado a pensar en qué es lo que ellos opinan al respecto o quieren?
A veces, necesitamos recordar que nosotros podemos abrir la puerta para que alguien entre en nuestras vidas, pero son ellos quienes tienen que decidir si quieren entrar o no.
Y eso no depende de ti.
Tan solo uno tiene y debe tener el poder sobre él mismo, y aun así, nadie es dueño de nadie.
Tú puedes vivir sin miedo, pero eso no garantizará nunca que los demás hagan lo mismo.
Y lo que es más importante, no eres nadie para obligarlos a vivir como tú vives.
Ni a soñar lo que tú sueñas.
Ni a sentir lo que tú sientes.
Es algo tan sencillo y complicado a la vez, que así pasa, poca gente lo termina de entender.
Nadie debería de frenar el vuelo de nadie y mucho menos cortar sus alas.
Cada uno es dueño de su destino, pero nunca del de los demás.
Y esa es la parte difícil, esa es la parte en la que cada uno tira de su hilo y todos corremos el peligro de salir heridos.
Tienes toda la razón tu siempre pones las palabras donde van y haces reflexionar esta mañana puses unas palabras en el instagram que hablaba sobre eso por que hay personas que quieren elegir las amistades de uno, uno es quien decide quien se va y quien se queda con el tiempo eres quien decide y te darás cuenta si es mala o es buena y tu ya sabrás que que hacer, pero a ti te queda la satisfaccion de que ayudaste a esa persona, ya es asunto de ella si te lo agradece o no, no hay nadie perfecto dios nos vive perdonando por que le fallamos,y todavía estamos aquí no nos da la espalda olvidarnos de el es ser malagradecido, y nos perdona/ muy bonita tu escrito te relicto no se si me hice entender
ResponderEliminarOye,si no estas de acuerdo por alguna razón no hay problema que lo borres,si no me di a entender, gracias no lo hice con intención y no volverá a suceder ok
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