Ya nada puede pasar, ni haber pasado.
Ya nadie
puede hacer nada por mí ni contra mí.
Mis territorios están fuera de alcance, y
no porque sean imaginarios, al contrario: porque estoy trazándolos.
Se acabaron
las grandes o las pequeñas guerras.
Se acabaron los viajes, siempre a remolque de
algo.
A fuerza de haber perdido el rostro, forma y materia, ya no tengo ningún
secreto.
Ya no soy más que una línea.
Me veo capaz de querer, no a un amor
universal abstracto, sino a aquel que voy a elegir, y que va a elegirme a mí,
ciegamente, mi doble, que no tiene más yo que yo.
Uno se ha salvado por amor y
para el amor, abandonando el amor y el yo.
Uno ya no es más que una línea
abstracta, como una flecha que atraviesa el vacío.
La linea es cada vez mas recta..
No hay comentarios:
Publicar un comentario