Hay
muchos tipos de viajes: los viajes con grupo de amigos, viajes por trabajo,
viajes en familia, viajes en solitario, viajes exprés, viajes de duración
indeterminada y así muchos tipos de viajes más. Pero a lo que voy, bajas del
tren, avión, autobús o coche y lo primero que haces casi de manera inconsciente
es cerrar los ojos y recoger una gran
bocanada de aire fresco a modo de preparación para lo que está por llegar.
Llevas tanto tiempo pensando y esperando, que ahora te parece casi imposible poderlo
estar viviéndolo.
¿Cómo describir la sensación que te recorre cuando estás de viaje pero sin embargo, te sientes como en tu propia casa? Es extraño, pero la misma pregunta recoge la respuesta, existe una manera de definirlo a la perfección con una sola palabra: Hogar.
Caminas a paso firme pero lo haces pensando continuamente en
todas las cosas que te has propuesto hacer durante esta nueva aventura y como es
normal, surgen las preguntas. Aunque una vez leí una frase que me impactó mucho
y que puede venir a cuento: “Viajar es la respuesta, no importa cuál sea la
pregunta”
¿Cómo describir la sensación que te recorre cuando estás de viaje pero sin embargo, te sientes como en tu propia casa? Es extraño, pero la misma pregunta recoge la respuesta, existe una manera de definirlo a la perfección con una sola palabra: Hogar.
Si todo
fuera tan sencillo, no apreciaríamos lo que cuesta llegar hasta la
meta. Los caminos casi siempre son rectos, y hasta tienen
atajos, pero tendemos a encararlos por donde más dificultades hay y en
este caso no iba a ser menos.
Primero
aparecen las dudas ante lo nuevo y desconocido. Esos pensamientos que a priori,
nos impiden disfrutar al máximo del viaje, pero que al final, poco a poco van desistiendo. A continuación
llega la sorpresa. Sin esperarlo, todo va sucediendo mejor de lo imaginado, no
todo es tan complicado como lo pintabas o como empezabas a creer y comienzas a
ver todo de otra manera. Los paisajes, las calles, e incluso las personas que
ves que vienen y van de un lado para otro, te resultan cada vez más increíbles,
incluso, puede que intercambies palabra con alguna de ellas, que os conozcáis y
que todo marque un antes y un después, pero eso es otro tema del que ya hablaré
en otra ocasión. La sensación de bienestar es cada vez mayor y con el paso de
los minutos las dudas se han ido transformando en ilusión. Ilusión por
descubrir nuevos rincones, curiosidad por saber la historia que hay detrás de
todo lo que ves, pero también
impaciencia por querer hacer todo eso y más, aunque sepas de antemano que eso
es algo imposible. Llega el punto culmen,
tus ojos brillan y sabes que no es como en otras ocasiones. Esta vez es
diferente, una alegría radiante se ha apoderado de ti. Miras a tú alrededor y todas
aquellas fotografías esta vez son reales, todo está al alcance de tu mano.
¿Volverías
de nuevo?
Paisajes, museos, iglesias,
restaurantes, parques naturales, rutas guiadas pero en el fondo, sabes que la compañía también tiene gran
parte de culpa de todo esto. Tener la
oportunidad de poder compartir estos momentos especiales, hace que con esas
personas todo cambie y que se creen lazos aún más fuertes, sin importar el tipo
de relación que tengas, ya sea de amor, de amistad o incluso familiar.
Siempre
suele haber algún pequeño punto negativo. Independientemente de la duración de
dicho viaje, hay que sentirse
emocionalmente preparado, ya que se puede hacer duro estar alejado de la gente
que quieres y de tu día a día, aunque también es cierto que nunca tendrás que
decir adiós si en realidad nunca te vas. Pero la otra cara de la moneda puede causar
justo el efecto contrario. Puedes tomar el viaje como una oportunidad para perderte, para desconectar de todo y de todos,
teniendo siempre presente que te puedes despojar de todo, menos de ti mismo,
eso sí.
Llega el
momento de volver y sientes que pase el
tiempo que pase, ya nada va a ser lo mismo. Irremediablemente habrás creado miles de recuerdos, los cuales
ya no podrás olvidar, y siempre que hagas memoria parecerá que revives de nuevo
todos esos momentos. Lo que si sabemos con certeza es que el mejor de los
viajes siempre es el próximo.
Estoy convencido de que sin querer, en estos instantes, mientras te encuentras leyendo todo esto,
por tu cabeza están empezando a rondar esa lista de lugares pendientes aún por
visitar ¿A que si? Pues no lo pienses mucho
¿Para cuándo una próxima vez?
Porque
lo bonito de todo esto es tener la oportunidad de pisar Finisterre y sentir
como el fuerte viento te golpea mientras observas como poco a poco, a lo lejos,
el sol va desapareciendo como si todo pareciese irreal. Que llegue semana santa
y poder sentir en primera persona la pasión que se respira en el ambiente
después de tanto tiempo preparando las procesiones. Que no haga falta que sea
verano para perderse en la costa de cualquier playa y poder dibujar nombres
sobre la orilla del mar. Es sentirse un
niño de nuevo al estar viendo cortilandia y poder ver reflejado en los ojos de
quién tienes a tu lado, el verdadero significado de la palabra ilusión y sentir
un pequeño escalofrió. Y en general, todos aquellos momentos donde te hagan sentir como en casa.
Al final
tienes que darte cuenta de que estas pasando el tiempo como tú quieres, donde tú
quieres y con quien tú quieres. Esa es la clave para encontrar la felicidad. Y
la vida no deja de ser eso mismo…Un viaje.
Espero
llegar a tiempo, porque tengo algo que decirte.
No me
importa la fecha y si te digo la verdad, tampoco el lugar, pero si por tu
cabeza ya está rondando un próximo destino…
Tenme
cerca, muy cerca.
No me
sueltes, no te olvides de mí.
Abre tu
equipaje.
***Para
el resto de España y del mundo tengo otra interminable lista, pero he decido
dejar esta, con los Lugares pendientes y Recomendaciones dentro de Madrid
Una
tarde por la puerta del Sol pisando el Kilómetro 0, plaza mayor y sus
bocadillos de calamares o la gran vía, con visita obligatoria al templo de
debod y algún espectáculo o musical. Paseo por el parque del retiro y también
por el del El capricho. Visitas a los museos del prado, botánico y arqueológico.
Visita alguno de los estadios de fútbol (preferiblemente el Wanda Metropolitano).
Visita a la puerta de Alcalá, la estación de Atocha y si se puede, el
teleférico. Un día en el zoo o en Faunia
y así podría seguir con bastantes más sitios como el palacio o el teatro real, pero como mínimo, creo que estás son visitas obligatorias.
Todo suena muy interesante me gustaría poder hacer esos recorridos estaremos pendiente
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